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sábado, 28 de julio de 2012

Trabajo personal


Trabajo personal

Muchas personas que están en el camino del autodesarrollo, creen que el autoconocimiento viene a través de realizar cursos rimbombantes, en los que se asegura que practicamente la “iluminación” va a vernir por arte de magia. O que por la intervención de un llamado Maestro cualificado, van a ahorrarse la mayor parte del trabajo que supone convertirse en lo que “realmente somos”.

Inútiles del todo no van a ser, porque todo ayuda, pero el auténtico camino para el autoconocimiento viene de la interrelación con los demás y mejor en el día a día. Porque además, tampoco uno puede estar en perpetua “cursitis” o terapias desarroyables.

Podemos mirarnos en un espejo, y veremos solamente la mitad de nosotros, la otra, la de la retaguardia, no quedará expuesta. Esto es lo que sucede cuando queremos conocernos, únicamente a través de nuestra perspectiva.

En cambio, desarrollando la observación en el encuentro con los demás, ahí podemos vislumbrar, mediante la experiencia de la relación y a través de los ojos de nuestros congéneres, nuevas perspectivas propias, tanto en el sentido positivo como negativo. Son los otros los que van a hacernos de espejo de nuestras partes ocultas.

A veces, nuestro despiadado crítico interior, no nos permite contemplar la enorme luz que desprendemos, en cualidades que desconocemos.
Asi como nuestra parte autoindulgente, convencida de que somos practicamente como santos, impide que seamos capaces de descubrir el pinche negrero o Cruela de Veel que subyace bajo nuestra piel.

Son nuestros compañeros diarios de vida, los que a través de fricciones,  experiencias e intercambio, nos mostrarán minuto a minuto, nuestro proceso imparable de descubrimiento.

En todo lo que nos sucede, estamos involucrados nosotros, asumir que no somos víctimas inocentes  y que la culpa, sistemáticamente no es del otro, será el primer paso para la autorresponsabilidad.

A modo de guia:
¿Qué me está pasando con esta persona?
¿Qué siento y a qué se parece?
Y todo esto ¿Qué me está mostrando?

Eso si, luego será nuestra decisión personal y voluntad, la que tomará las riendas para reedecidir aquello que consideremos candidato a reconstruir.
Nuestro ego, quedará así al descubierto como corazón de cebolla, a la que se le habrá quitado una a una sus correspondientes capas. Y si...la mayoría de las veces, nos costarán lágrimas, igualito como cuando pelamos cebollas.

No es necesario mucho más…. ni mucho menos. Nadie dijo que fuese fácil.

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